Trabajamos desde la pasión, la esencia del “vigneron” que comenzaron nuestros abuelos, una viticultura respetuosa con nuestro medio natural
La uva encierra el misterio de cada terruño, de cada parcela, de cada entorno, de cada cosecha.
El viñedo es el alma de Bodegas Ondalán. Nuestros vinos nacen en el singular “terroir” de Rioja Alavesa. Se nutren en suelos arcillo-calizos bien drenados y con exposición sur-este. Respiran las diferencias climáticas de calor, humedad y altitud. Estos suelos aportan mayor complejidad a nuestras uvas. Las variedades prioritarias son Tempranillo y Graciano, conviviendo con otras cepas nobles, como Garnacha Tinta, Mazuelo y Viura.
Trabajamos desde la pasión, la esencia del “vigneron” que comenzaron nuestros abuelos, una viticultura respetuosa con nuestro medio natural. Nos acercamos a cada cepa y a cada racimo con un laboreo tradicional, adoptando en sus cuidados pautas orgánicas y de sostenibilidad.
Bodegas Ondalán cuenta con una importante extensión de viñedo propio, que supera las cincuenta hectáreas. Conviven pagos cultivados desde 1968 con otros más recientes de 2007. La densidad de plantación es variable, entre 3.000 y 3.500 plantas por hectárea, en formaciones en vaso y espaldera. Su máxima calidad se consigue con poda corta en pulgares, poda en verde, deshojados, aclareos… todo de forma manual.
Somos parte activa en la conservación de la biodiversidad. Ayudamos a sostener un paisaje, un cultivo, donde el conjunto de especies que viven en él puedan interactuar entre sí, para hacer que nuestro ecosistema sea más resistente a cualquier perturbación.
La singular proporción en que participan las diferentes variedades, así como las características propias del terruño donde se cultivan, determinan un equilibrio armónico que convierte a los vinos Ondalán en una sensación única.